sábado, 26 de diciembre de 2009

MULA POR CABALLO

Pimer premio del I Certamen de Salamaga "UNA NAVIDAD DIFERENTE"



MULA POR CABALLO







Querido Santo Dios:
En mi tierra a usted le decían el Tata, pero me enseñaron a escribir con respeto.
Yo sé que sabe todas las cosas que me enseñaron. Pero empecé a escribirles a los reyes magos que sólo tenían que venir una vez al año y no me entendían la letra, nunca dejaban nada de lo que yo pedía, hasta que dejé de creer en ellos.
Le dejo esta carta cómo todas las navidades, cambiando un poco a veces las líneas anteriores, porque el seis de enero la rompo para empezar si usted lo dispone, otra vez la vida de vuelta.
Yo sé que usted anda por tantas partes con tanto por hacer especialmente por estos pagos, que creo que si le escribo también es una manera de que se acuerde, que se le haga más fácil.
Eran tiempos en que los colores de las montañas aún no se habían bajado de mis ojos, muy al sur desde dónde usted mira el mundo. Era nómade en ese entonces. Supe de tener familia pero la tierra brava suele llevarse hasta eso. Y ha quedado arropada cómo pude con una cruz hecha de piedra. La piedra que usted hizo, no suele moverse salvo que el golpazo venga desde muy abajo y todo tiemble, y a eso hasta ellas suelen hacerle caso… sólo a usted le tienen miedo.
Es cuándo solo uno se siente bastardo cómo si no lo hubiera parido esta tierra, espacio es lo que me sobra para escapar, pero ya debe de saber usted que no es mi deseo
-¿Se acuerda de mi rancho Santo Dios? Es sólo un cuadrado pero con la modernidad de que el baño hace ya dos años que lo hice adentro.
El piso es de tierra, pero no es por no haber querido ponerle piedras. Cuándo ya estiro las piernas porque empieza a endurecerse mi espalda (no ensucio las alpargatas), es la forma que tengo en estos fríos de poder estar descalzo.
Voy a pedirle lo mismo que todos los años, que los álamos no se caigan, que no se me nublen los ojos cuándo esquilo las ovejas, que no me enoje tanto cuándo el viento me envuelve cómo si fuera a llevarme para los cielos suyos, porque creo que todavía tengo mi cielo acá mientras pueda mirarlo.
Que la próxima vez que vaya hasta el pueblo estén los que estaban y si usted puede que a ninguno le falte nadie.
Hoy hice todo temprano antes de empezar a escribirle esta carta. ¿me vió cortando la leña mucho antes del sol? Traje el agua para el baño y preparé la comida.
Elegí quedarme en un rancho al borde de un río color pupila, toma de los ojos todos los colores que conozco, y así cerquita del suelo puedo verlo, amable y caprichoso pero no suele irse de dónde lo pusieron.
Sé que está soplando el viento, pasa por debajo de la línea de mi puerta. Mueve apenas la tierra del piso.
La camisa blanca no envejece porque suele tener siempre alguna prenda encima Las alpargatas recién lavaditas, cómo todos los años para su fiesta Los pantalones que son mi lujo, renegridos de un principio si van goteando tiempo. Sabía vestirme en la época de los ingleses pero ahora alrededor del cuello uso algo más tibio, que lo sienta más tibio.
Cuando estudiaba en mis épocas de ayudante en los ferrocarriles, aprendía poco, no pasé ni el yes, que se los decía con la cabeza, para arriba o para los costados.
Ya pasé por muchos años y nunca me amigó la política, ni las componendas y más de una vez me han hecho pasar por zonzo, decían que ni amigos tenía, pero yo sabia que usted estaba.
Acepté siempre lo que me dio cómo lo da un amigo y lo que no me ha venido sabrá usted de sabio nomás.
La cacerola de hierro pesado está quieta sobre un enrejado, tapada cómo si guardara secretos... si otras manos la hubieran llenado.
Solía tirar arriba del fuego alguna que otra cosa de carne pero mi perro hasta sabe llevarse el pescado. Nunca pude pegarle porque es en lo único que no obedece
Me han quedado pocas cosas de mis otras vidas, de las que alguna vez me hicieron estudiar casi a los golpes. Pero el catecismo me lo enseñaba mi vieja en unos libros chiquitos de colores y dibujos, más dibujos que letras y ella decía siempre que cada navidad uno nacía de nuevo para volverse más bueno.
Ya se hace la nochecita.
Me voy a ir a buscarlos, al chiflido nomás me siguen a paso corto. La más difícil de entrar es la mula que siempre desconfía al pasar por mi puerta y algún par de pataditas tira, casi de saludo nomás porque no le pega ni al barro de las paredes. La vaca y la oveja son dos niñas parecidas a las que alguna vez vi. en alguna estación de tren, caminan pegaditas ignorando sus ancas cómo las niñas que tapan sus caderas con vestidos de telas generosas.
Mucho tiempo me llevó acostumbrarlas para no pasar la noche de Navidad solo.
Yo le escribo Santo Dios porque acá no puedo armar un árbol.
A cuarenta leguas tengo el pueblo más cercano y el carro cuándo me lleva si usted viera la cara al caballo… Parece que no me mirara por dos días después.
En estos tiempos más se enoja porque hago entrar a los otros animales dentro del rancho pero en su pesebre me dijeron que no había caballos.
La mula anda media vieja ya, quería preguntarle si en caso de que el año que viene me faltara, usted me daría permiso para que entre el caballo. Lo empiezo a acostumbrar cuándo haga frío y en caso de necesitarlo... Digo, es lo más parecido, la mula no voy a poder truquearla por otra, pero un caballo tal vez sí.
Paso la noche en la silla, con guitarra y un vino muy largo, hace luces contra las brasas y es lo que quedo mirando cuándo los animales ya se ubicaron quietos.
Eso de acostarme en la cama sería una irreverencia al pesebre de cuándo usted era niño. Velas se suele tener en estos lugares y ya las dispongo cerquita de la virgen mía. Me perdonará seguro si se acaban antes de las luces que por horas me dibuja el vino. Eso me hamaca en recuerdos, les hablo un poco bajito a los pobres animales cuando ya les saturó el canto.
Ya se hace la nochecita, voy a buscar los bichos y le termino la carta.
En realidad que le voy a andar con vueltas mi querido Santo Dios. Usted ya sabe que la mula más temprano la he visto tiesa y que con su permiso voy a demorarme un poquito porque voy a tratar de hacer entrar al caballo.
Se hace la nochecita pero le juro, que todo parece más oscuro.
Seudónimo: Caacupe

MERCEDES SÁENZ




He leído en el libro digital de Salamaga "PODREDUMBRE HUMANA" de María Gemita Jaime Cataldo (pseudónimo Hércules) y me ha parecido excelente. Felicitaciones y un abrazo!

He leído en el libro digital de Salamaga "EL VIEJO EN EL TEMPLO" de Alejo Urdaneta (pseudónimo Ezequiel) y me ha parecido también muy bueno. Felicitaciones y un abrazo.

Mercedes Sáenz


Vínculo de la publicación en el blog:
LIBRO DIGITAL CON LOS RELATOS GANADORES DEL I CERTAMEN DE SalamagA: UNA NAVIDAD DIFERENTE 2009

ALEGRÍA Y AGRADECIMIENTO POR EL PREMIO DE SALAMAGA

QUISIERA QUE FUERAN MIS MEJORES PALABRAS, PARA AGRADECER A SALAMAGA HABERME OTORGADO EL PRIMER PREMIO POR EL CUENTO MULA POR CABALLO EN EL I CERTAMEN DE "UNA NAVIDAD DIFERENTE"

AGRADEZCO ESPECIALMENTE AL JURADO, A LOS SEÑORES TOÑO JEREZ Y LUIS GUERRERO Y A MAGAOLIVEIRA ADEMÁS, POR LA ORGANIZACIÓN Y POR COMPARTIR CON NOSOTROS ESTA ALEGRÍA.

FELICITO A TODOS LOS FINALISTAS A QUIENES YA LES HE HECHO LLEGAR MIS PALABRAS

A TODOS A LOS QUE ME HAN HECHO LLEGAR COMENTARIOS TAMBIEN MI AGRADECIMIENTO.


UN INMENSO ABRAZO DESDE EL CORAZÓN!!!

MERCEDES SÁENZ

miércoles, 23 de diciembre de 2009

OJOS





Me voy a dar unas vueltas por las caras del tren. Es todo un mundo. Ayer encontré los ojos más impresionantes que había visto en mi vida. Era una chica de unos diez y seis años más o menos, no sé demasiado de etnias pero creo que eran algo así cómo árabes, el resto de la cara podía ser natural de nuestra tierra.
La tenía parada al lado pero me daba vergüenza mirarla muy fijo. Parecían puestos allí por un milagro, desde el primer contorno hasta la última calidez que salía de sus pupilas. Había demasiada diferencia en lo blanco del ojo, era medio celestón, entonces el negro de las pupilas en una forma totalmente almendrada daba un efecto tan real pero irreal al mismo tiempo. No parecía tener tatuajes bordeando los párpados. Creeme eran dos alas de mariposas. Tanta serenidad tenían esos ojos que parecían no percatarse de su belleza propia y silenciosa.
Sin duda no eran ojos para tener solamente en una cara y acá te contradigo padre, vos decías que los ojos más lindos del mundo puestos sobre una mesa no valen nada. Estos ojos sí padre, porque no los veo con la morbosidad de ver unos ojos muertos pero vivos. Tanto dibujo animado, tantas cosas que se hacen en la compu, me animo a poner esos ojos vivos sobre una mesa y que sean bellísimos, claro que sin que la dueña sufra nada, tal vez con esas nuevas formas digitales tridimensionales que parecen que las cosas estuviera y no están, es sólo una ilusión, pues bueno sería tener por un rato esas bellezas sin dueño sólo para admirarlas, después de todo, no necesitaría tocarlas, sería sólo para mirarlas un rato.
Mi pregunta era si mirarían curiosos, o pestañarían o lagrimearían algo por el humo de algún cigarrillo o por el soplido pequeño de un envión de polvo, entonces ya parecerían vivos y yo me contradigo.
Después de todo serían una bella pintura, una foto, una escultura muy bien plasmada sobre cristales o hierros sólidos de tal manera que su fragilidad fuera tan fuerte que si quisiesen, sin permiso de nadie, salieran volando.
Vuelve a suceder, las cosas se viven en ese instante.
Ni pude mirarlos demasiado, sólo pude disfrutarlos ese rato y después imaginar en cuántos lados pondría esos ojos para mirarlos. Cómo me ha sucedido siempre con cualquier cosa bella que veo, la transporto en la emoción de mi memoria y después la paseo por distintos escenarios de la realidad, de la imaginación y de la locura.
Mercedes Sáenz

sábado, 19 de diciembre de 2009

MUY, MUY FELICES FIESTAS!!!

MUY FELICES FIESTAS PARA TODOS LOS QUE HAN PASADO POR AQUI Y PARA TODOS AQUELLOS QUE POR AHI PASAN!!!


UN FUERTE ABRAZO Y MIS MEJORES DESEOS PARA EL AÑO QUE EMPIEZA!!!



MERCEDES SÁENZ