domingo, 30 de enero de 2011

LA PALABRA



LA PALABRA

Sólo una línea, la que sin querer derramó el cántaro de agua.
La pisada de aquél del que nada sé.
En la tierra la marca de una túnica que se arrastra al caminar
El instante en que el hombre afinaba los ojos para retener los rojos de la tarde.
El por qué de los llantos callados al volver de la guerra.
La música del viento y de los cuerpos estirando las sombras alrededor del fuego y la alegría no tenía abecedario.
La mano sin decir.
El pan que se lleva el hambre y de la manta que además de sombra tapa el frío. ´
Todo alrededor es instante y palabra y en esa pequeñez escribo.
Útil mortalidad la mía que me hace débil por no poder atrapar el instante.
Todo lo dicho por mí es tan pobre porque no me atrevo al olvido de escribir y entonces todo lo convierto en palabras.


Mercedes Sáenz

miércoles, 19 de enero de 2011

ÁRBOL EQUIVOCADO


ÁRBOL EQUIVOCADO



me oculto
de un hambre harapiento de palabras,
la derrota que no entiendo,
de no sé qué guerras.

Invisible, invisible
el árbol de Diana me hace sombra
(tanta transparencia).

me alejo de mi propio sudario
(un hueco oscuro de pasillos)


No hay sombras,
no hay palabras.

Era un almendro, creo,
uno que me miraba carey y en un solo tal vez,
algo sombrío.

(en el árbol no hay hipocresía)

Mercedes Sáenz

viernes, 14 de enero de 2011

AYER SE MURIÓ LEONOR


Muchos poemas podrían llevar tu nombre, pero acaban de desaparecer de mi memoria.
Eras la tierra oscura y fresca después de que se va la luz y brillabas sola en el medio de la infancia nuestra.
Era tu voz para nosotros un modo suave y único.
Eras la imágen misteriosa de una princesa mora de cuentos lejanos, muchas veces la única llave de mis hermanos menores.
Era tu modo siempre inteligente y llano.
Era en el tumulto de nuestras vidas tu amor callado y generoso ante el mundo nuestro.
Pucha que duele pensarte aunque se alivie tu dolor de más de un día.
Pucha que duele y no sé que decir.
Sólo nombrarte.

Merci

jueves, 6 de enero de 2011

CARTA ABIERTA AL SILENCIO


CARTA ABIERTA AL SILENCIO


´


Que silencia el silencio de aquel otro silencio desde
desde el día que al día convertiste en noche (DS)


Existe un idioma universal en el mundo, abarcando generaciones y siglos, cruzando paralelos y meridianos, incluyendo sin distinción a los hombres y a todos los que de una u otra manera estamos en el mundo. Todos sin excepción en invisibles infnitos de la propia existencia individual estamos en silencio.
He leído algunos libros que se ocupan de detallar el silencio voluntario, el premeditado, el silencio obligado a golpes, el que hace guardia junto a una cama cuándo los virus en otro cuerpo también están en silencio.
El de los cobardes, el de las tumbas que contestan en nuestras cabezas los que queremos oír cómo si pudieran hablarnos.
El maravilloso silencio del sueño. El silencio que escuchamos cuándo leemos un libro.
Son tantos los colores del silencio.
El del escondite, el del exilio. El del desamparo. El de la respuesta qué no sabe que decir. El de la gratitud si es montaña.
El de la sentencia cuándo la injusticia no acepta réplica.
Para algunos el silencio largo cuándo Dios no contesta.
Pero el más difícil de describir es el silencio sin explicación de un amigo. El tiempo pasa y cuánto más larga se hace la espera más se olvida el silencio cómplice, el de miradas de un mundo, el cuerpo a tierra mirando los cielos. El silencio se convierte en asesino de los recuerdos.
Uno empieza a ser silencio, ese, que es capaz de decirlo todo, aunque el otro no esté para percibirlo y entonces uno, enmudece.
Y el silencio todo lo habita cómo una luz de un propio universo.
Esta carta termina en silencio amigo mío de alguna vez. Tu silencio empieza a llegar y te hace persona difusa, confundible y callada.
Levanto mi copa sin el menor ruido, en dónde estés, sonríe, gesto que aún puedo imaginar sin que nos sorprenda ningún sonido.

Mercedes Sáenz