Vuelan suaves, desde el fondo silban una transparencia leve. Imagen de Marcela Baubeau de Secondigne
jueves, 1 de agosto de 2024
martes, 11 de junio de 2024
FOTO CONVERSA
Me desperté llorando algo lluvioso, con algo de barro en las articulaciones y con mucho viento de arena en los ojos. Esto es de la edad pensé primero y sin duda lo era.
Después apareció eso que al alma le damos, la edad que necesitamos.
Y apareciste vos, muy señor mío. Vos turbulento, racional tranquilo, loco irreverente, inteligente hasta donde llegaban mis sorpresas con algo de generosidad que alguien te prestaba. Tu sonrisa escondida casi siempre debajo de la boca, aún después de una carcajada. Y entonces aparecías tus ojos chiquitos y oscuros, mezcla de cuis y de diamantes. Y es ahí donde siempre te encontraba en el cariño, aún en la mentira. En la duda, tus famosas dudas. Nunca fui muy inteligente pero cuando hacíamos taller, los ojos míos te sacaban de quicio. En ese tiempo yo miraba de manera entera, sin anteojos de por medio y una mesa de bar no te permitía escaparte más que un rato al baño, “me haces enojar chiquita, discutís de mala fe” Yo de chiquita no tenía nada.
No discutíamos de literatura ni lazos familiares, ni costumbres inglesas. Nada de eso. Y de política no hablábamos jamás.
Discutíamos por como quedaba un renglón de los que yo estaba escribiendo.
No faltaste jamás a una clase de las nuestras.
Como con ciertas reglas de educación eras muy meticuloso, pensé que tu presencia perfecta se debía a que al principio compartíamos las clases con una amiga.
Pero ella dejo de venir y vos no.
Por momentos ese bar parecía tu oficina, salían dos de una mesa y entraba otra. Hacías una leve seña de esperar un poquito, mientras me tomaba un café imaginando cualquier historia de tus alumnos. Nunca acertaba ninguna. Los agrandaba, los personificaba en situaciones que nada tenían que ver con la vida que de ellos me contabas.
Una vez me hiciste presenciar parte de la corrección del libro de un psicólogo. No le debe de haber hecho nada de gracia. No sé qué explicación le habrás dado después.
Yo no emití palabra.
Y algo más se oscurecieron tus cuises o tus diamantes. No se volvió a hablar del tema. Hiciste que sacara mis pobres papeles y la tarde siguió casi como siempre.
Hoy estás conmigo en estas líneas porque es tu cumpleaños. Tengo pocas fotos de gente que quiero mucho y que en cierta manera se fue. Tuyo sólo tengo, un discreto cuadro al alcance de mis ojos. Un buenísimo artículo de Paula Pérez Alonso que se llama “Pensar en contra". Se te recuerda con cariño y te veo ahí mucho mejor que en una foto padre.
Merci
miércoles, 5 de junio de 2024
ALGÚN ÚLTIMO POEMA
He buscado una luna
sobre la negra noche
que parezca pálido cristal
cómo tu última mirada.
miré otra vez tus letras
algo cansadas
no queriendo
deslizarse hacia la izquierda.
con palabras ásperas
que se rompen en mi mano
con solo tocarlas
y después las suelto,
Papel picado ya,
como mariposas muertas.
He buscado la noche
al filo de esa luz que tiembla
color ceniza, casi amarillo muerto.
El árbol más grande
tenía tantos brazos
y mi frente ahí
un pichón sin alas.
He buscado esta noche
como una gorra negra
para taparme los ojos
y decirte adiós
amigo mío,
y no encuentro palabras
¿qué clase de amigo has sido
que te has convertido en
nada?
Mercedes Sáenz
viernes, 17 de mayo de 2024
SIEMPRE LA DUDA
He visto una caverna con campanas
y caminar animales sobre estepas de cielo, tengo todavía los ásperos sueños
de creer que entenderse se entendía.
No leo como vos la luna
y he visto cómo se posterga siempre más lejos el jardín en que creí que caía.
Antes de pronunciar mamá ya era la duda.
Y soy ahora, sin narcisos, sin diosas griegas la loca de varias casas.
No soy por elección la que me parieron
ni la que me hicieron,
ni la que me hice hacer.
No creo que nadie sepa si mi bipolaridad tiene más de dos vértices,
yo cuento siete,
siete sin ninguna valentía.
Sentada en el suelo, estoy parada sola sin saber qué hacer en un dudoso silencio conmigo.
Mercedes Sáenz
jueves, 2 de mayo de 2024
miércoles, 10 de abril de 2024
VERSO DE SÓLO UN DIA
¿ te hablaron
y dolió?
seguro,
con razón
o
sin ella.
tantas veces
también
habrás hecho heridas.
No puedo
sacarlas del alma
las siento
caminar
como un caracol
con su casa puesta
por los laberintos de
mis oídos.
cuánto
he hecho no lo sé
qué me hicieron
tampoco
pero vivo de las
palabras
y
con ellas
me han hecho
pedazos.
Alguien que quiero
se ha muerto
o yo había muerto
primero
y no lo sabía.
guardaré
silencio de luna
me haré de marfil,
de humo,
Mercedes Sáenz
sábado, 9 de marzo de 2024

Espero los últimos oscuros para ver, antes de empezar a escribir.
Vienen por aquí inventando horizontes por dónde asomar, arriba de los vértices visibles.
Sombras de pájaros (que habitan con pocos hombres) acarician el vidrio de perfil, a la silla de hierro algo torcida que ha quedado más lejos, asoman, con saltos pequeños como las ramas punta de un árbol a las tejas.
Y vuelven a juntarse todos los pedacitos para volverse una sola luna.
Y aprieto los ojos fuerte cómo una única reverencia porque después de eso se va. Y mis pies se van del cielo y se abre la puerta para llevarme a una silla y a la primera taza de café, antes de escribir, después de hacerme feliz.