jueves, 10 de septiembre de 2009

LA PILÓTICA

LA PILÓTICA



Los rulos giraban por su cara de ojos asombrados siempre, asomaba en su mirada tres años de una infancia purísima. Le decíamos Anita con un poco de miedo. Decirle Ana de grande no iba a ser lo mismo.
Caminaba la calle conmigo de la mano.
- Se mueven, se mueven y hacen cosas que no entiendo, ¿me explicás?
Anita se ofendía fácil si le preguntábamos algo cómo si no hubiéramos entendido. Yo muchas veces le entendía la mitad.
- ¿Quiénes se mueven?
- Los señores animales, y todos hacen lo que quieren porque es pilótica.
- ¿Pero dónde, dónde los ves?
- Están en todas las casas. En casa también
- ¿En el cole también?
- Sí, casi todos los días.
- ¿Me lo podés mostrar, cómo son, cómo se llaman? ¿ Todos tienen pilótica?
- Sí pero cuándo te lo muestro parecen más chiquitos pero son muy grandes, tienen armas, roban, matan de verdad, se divierten, viajan por el cielo, van a fiestas, pasa todo lo que quieras en la pilótica mami.
Una vidriera grande nos descubrió las caras en el reflejo y Anita gritó ese entusiasmo quieto de párpados para atrás que devoran las estrellas de día. Se quedaba siempre con esa luz por un rato largo.
- ¿Ves, ves mami? estamos en la pelótica, cómo en el cine, acá más poquito porque es vidrio, pero en la tele o en el cine estamos en la pelótica.
- Entendí, Anita, es la película ¿sí?
En una afirmación feliz sacudió la cabeza.
Por un momento se me cruzó la palabra política.
Anita… Mil veces Anita.


Mercedes Sáenz

martes, 1 de septiembre de 2009

FILOS DE LATA

noticias de libros y comentarios.
Colectivo Cartapacio Liberal. Noticiero y breves comentarios de libros leídos y que consideramos de interés. El Colectivo Cartapacio Liberal se ha adherido al periódico digital www.aragonliberal.es
Tuesday, September 01, 2009

Prosa poética en "Filos de lata" por Mercedes Sáenz




Este libro, breve, que no llega a 150 páginas, es un pequeño tesoro que me regaló su autora, volando, el libro, desde Argentina.

Comencé dos veces su lectura, una en el ajetreo del día a día en el trabajo y otra este verano. Y ciertamente necesitaba algo de calma para dejar que mi alma se hiciera sensible a la prosa poética del libro.

En esos ratos relajado, sin otra cosa que hacer que dejar que volara la imaginación, es cuando he podido disfrutar de una lectura pausada.

La obra tiene una parte de recuerdos familiares de la autora, narrados de un modo sugerente y atractivo. Y otra parte refiere historias, unas de ellas con un final abierto a la creatividad del lector, otras "como filos de lata" que hacen surgir la sensibilidad afectiva ante la humanidad doliente.

La obra trata a las personas con ternura, se abre a una esperanza de afectos y de vida sin ocultar la realidad, que sin dejar de ser hermosa es"tremenda", con el dolor y la alegría, el éxito y el fracaso, la compañía y el abandono, la soledad creativa y la soledad desesperada. Son trazos de humanidad plasmados en historias que quedan así eternizadas por la pluma.

Si este libro se editase en España requeriría algunos pies de página para ayudarnos a entender giros y expresiones propias de Argentina, para evocar con toda su fuerza lo que la autora expresa.

Título: Filos de lata

Autora: Mercedes Sáenz

Edita: Vela al Viento, Ediciones Patagónicas, Argentina 2008


El texto se encuentra en www.peluquinrojo.blogspot.com en un enlace que se llama Noticias de Libros y Comentarios de FEDERICO RODRIGUEZ DE RIVERA

martes, 18 de agosto de 2009

HOMBRE DE POCA PALABRA


HOMBRE DE POCA PALABRA




Están aquí los siete dolores de la tierra
las agonías pasean ahora
en la ciudad de mármol
con los otros muertos.
Impiadoso y mudo
desapareció tu nombre
dejando en el aire de arena
un tajo oblicuo hacia el cielo.

Es hora de irme,
el día sin empezar
desmoronó en el borde
sin brazos el último secreto.´
Es hora de irme,
ya no creo en la imaginada eternidad
de tu palabra.

Mercedes Sáenz

martes, 28 de julio de 2009

UN CUADRADO DE LUNA ROJA




UN CUADRADO DE LUNA ROJA


Amanece temblando. Se inclina la luz cada vez sobre el agua.
No tengo luna, se humedeció un poco antes de irse cómo si no existiera el frío. Estrella se hace de día cuándo nadie le habla, cuándo nadie le habla cree que nadie la mira.
Esto que veo no lo imagino.
En una curva de las lomas de pasto un auto rojo paró delante del río, del otro lado de la orilla.
Nada se mueva, nada, que el auto que desde mí es un cuadrado rojo quedó arriba de un poste de hierro negro, así lo veo, cómo un pájaro tocando apenas, sin saber antes de mover los ojos si será por un rato mi luna o levantará vuelo.
Todo cabe con el ojo a media asta.
La luz lo traspasa en diminutas líneas, ronda de coreutas.
Máscaras de azul y rojo, amarillo sudor los árboles. Escapan sátiros dejando huellas de cabra. Todos bailan en un pedazo de luna hasta que un semáforo ordena.
Silencio de música y la luz temblando resbala.

Mercedes Sáenz

domingo, 12 de julio de 2009

ESTABA


ESTABA




El cuerpo se mueve sigiloso, atraviesa cada espacio como si fuera el después de un gesto en el aire. Ni murmullo en los ojos. Quisiera volverse invisible, o haber nacido invisible, para que nadie note su ausencia.
¿Cómo le dice que se ha muerto?
Desde el tiempo de las manos en las grutas, o la línea de agua que volcaba involuntario el cántaro en la tierra y su dibujo, desde el niño correteando el dedo en la arena sin saber, y ya era palabra.
¿Quién le dice que se ha muerto?
Se oye sólo lento la sangre dejando la herida.
No húmedos miran piedra seca los ojos. Se ha muerto despacio… bebiéndose en palabras.
Yo soy la que lo ha visto.
No sé decirle que ha muerto y sola me abrazo, para cerrar la puerta.

MERCEDES SÁENZ

martes, 7 de julio de 2009

¿QUÉ TE PREGUNTO?




¿QUÉ TE PREGUNTO?


Hoy no es duro el principio, nada me tiembla, se oyen murmullos lejanos de palabras, se acercan lugares, de suelo seco y espinas.
Yo sabía dónde quedaba el lugar.
Dejé mi supuesta carabina de siete tiros, esa que jugaba colgada de mi hombro cada hora que evocaba mis defensas, esa que bordeaba mi soberanía, esas tierras que asegurarían mis metros de libertad, entre las rocas escondía mis secretos para venir a buscarlos más tarde, en esas horas confidenciales de los chicos nómades. En mi sur las frutillas no enrojecían las zapatillas, y era dulce el suelo de la infancia a pesar de que nuestros enojos se veían cómo las hogueras de las montañas dónde nos imaginábamos que acechaban los indios.
Yo sabía dónde queda el lugar después en la memoria.
Y en mi memoria no hay preguntas convencionales porque me era difícil encontrar las respuestas.
Me invitaron a compartir una hora de radio todas las semanas y estoy feliz y es claro para otros, salta tu nombre. Me pidieron que una hija, la única que intenta escribir al menos públicamente, te hiciera una entrevista.
Creo que te conozco y te quiero mucho Dalmiro pero ¿Qué te pregunto?

Mercedes Sáenz

viernes, 12 de junio de 2009

HABITAR EN LOS ZAPATOS


HABITAR EN LOS ZAPATOS


Si alguien la hubiera mirado no hubiera sabido que hacía esa mujer todas las noches en esa plaza, de negro y vestido largo- el de los brillos- debajo de una luna blanca lejos, cómo para una fiesta quieta en dónde no se mueven los tacos.
Techo de hierro la pérgola de la plaza, en las noches de lluvia, pasaba toda la lluvia.
Una vez cuándo su hijo era chico se perdió en una playa, le enseñó a quedarse en dónde estaba. Era más fácil encontrarlo, mamá llegaba siempre.
Desde esa plaza se lo habían llevado –le dijeron- por tener un libro debajo del brazo. Un libro que le pidieron desde el colegio, de un tal Marx. Ella no sabía quién era, sólo que se había muerto hace muchos años.
Buscó tanto en los lugares en que él podría estar esperando.
Perdida, en nada podría habitarse.
-Vendrá a buscarme si estoy en el mismo sitio. Debe de estar grande y aprendía fácil.
Salía el sol no sabiendo que le cerraba los ojos llenos de vidrios rotos.
Hasta la noche en que llegaba con los zapatos en la mano para no gastar los tacos.
Y los habitaba sin moverse hasta las otras noches.

Mercedes Sáenz