martes, 18 de noviembre de 2008

UNA NOCHE A CAMPO ABIERTO


UNA NOCHE A CAMPO ABIERTO










Maniquí desnudo entre escombros. Incendiaron la vidriera, te abandonaron en posición de ángel petrificado. No invento: esto que digo es una imitación de la naturaleza, una naturaleza muerta. Hablo de mí, naturalmente. Alejandra Pizarnik






Oscuro cielo de estrellas a ponchadas tan grandes cómo las quiera. Una brisa, no suelo usar esa palabra, tanto más me gusta el viento suave. La brisa me parece un suspiro siempre aunque se sostenga unos segundos, el viento suave es un secreto, un susurro, un canto de río en el aire. Sucede que cerré los ojos y tiré la cabeza para atrás, tal vez algo cansada de escribir y me pinté una noche de olores y pasto dónde se apoyan las palmas de las manos para sentir que la tierra se ha quedado quieta por un segundo, aunque uno se sienta volando.
Pero abrí los ojos.Y sucede también que estoy sentada en una silla. Frente a un bicho enchufado sin patas que va a hacer exactamente lo que le diga, sí sé decirlo, y a la mayor velocidad posible.Mi cuarto está a oscuras sólo con la luz cuadrada de la pantalla, estoy esperando que amanezca.
En esos momentos mis recreos suelen ser recorrer espacios cibernéticos de otros sitios, todo en minutos de menos segundos, doy vueltas un rato por un Octavio que están escribiendo y que me encanta y vuelvo a cruzarme de piernas cómo una india y a seguir escribiendo.Cuándo no puedo hacerlo de día intento leer por las noches.Pero en el inventario de mis disparates tengo dos o tres libros que abro en cualquier hoja, ya leídos unas tantas veces. Uno de Onetti, el que primero alcance la mano, unas calles de Aldao que ya casi lo sé de memoria y un severo John Irving que me encanta pero debo de prestarle más atención si hay mucho cansancio en mi cuerpo.
Pero a la que vuelvo loca es la amable Alejandra que quiera o no quiera necesito abrirla al menos un ratito. Y me levanté de la silla y derechito abrí, porque solito el cerebro lleva cuándo ya conoce el camino y además los libros tienen esa permanente amabilidad de abrirse dónde más se los ha marcado.
“Se prohíbe mirar el césped”, leí una vez más, algo publicado en Sur en el 63, lo sé de memoria, y horas pueden hablarse de lo que esta mujer hizo con las palabras en su corta y atormentada vida, pero voy sólo a su título aunque el texto tiene tres renglones maravillosos.
Sacar de contexto cualquier frase de Alejandra es un riesgo terrible porque dónde la pongas, la digas, la recuerdes, la recites o la escribas ,va a traspasar tantas cortezas desconocidas del cuerpo que lo último que vas a recordar es que cada tanto uno debe dormir algo.Suelo decir malas palabras cuándo un escrito se lleva toda mi emoción y toda mi adrenalina, es para contrarrestar un poco.Creo que en realidad estoy tan cansada que no puedo escribir, tampoco leer mucho y entonces me fui a pasear un poco por esos laberintos de la vigilia. Alejandra en general es la responsable de esos paseos, por sus palabras impetuosas y puras, violentas y sencillas, por ese adn propio que no le conozco a otra escritora. Me sucede con poco éxito en el papel pero una sola frase de ella me dispara un montón de historias.
Me imaginé su frase “se prohíbe mirar el césped” pegada en enormes ventanales en las aulas de un colegio inglés, dónde el edificio es una isla en el medio de un verde sedoso, silencioso y parejo.Me acordé de un cartel en el bar de unos dignísimos gallegos frente a la facultad de medicina, que decía "prohibido estudiar" queriendo sólo que no les ocupen las mesas un millón de horas sin consumir nada.Esto tiene la palabra paseando por la vigilia. Volveré a mi noche de mil estrellas y veré dentro de un rato que hago con ellas.


Mercedes Sáenz

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Releer esto es un verdadero placer, llevarnoa por caminos de la imaginación imprevista. Parece eso Mercedes, que saltaran de tu interior uno montón de sensaciones y que hay que darles cause. Me parece una maravilla de pensamiento y una belleza de casi un poema. Un saludo y felicitaciones. Marton Panese

mj dijo...

Mercedes, con algo así como lo que has escrito consigues engancharme a ti...y no sabes de que manera. Me he visto un poco reflejada en ti, por tu manera de sentarte, imagino que será cruzando las piernas, yo también lo hago cuando estoy frente al PC escribiendo o leyendo...siempre tengo a mano algún libro de mis autores favoritos para abrilos por cualquier página y releer siempre las mismas líneas, esas que se gravan en el corazón...La vigilia es magica, me gusta y me cautiva, me gusta el amanecer y raras veces me lo pierdo...a esas horas suelo pasear por el jardin, menos en el invierno...pero es la hora de los secretos del alma y el viento es un susurro constante y presente...
gracias hermosa Mercedes
MJ

Sonia Cautiva dijo...

Tus piernas de mujer joven, cruzadas sobre una silla fue lo que recuerdo de la vez que te conocí y de ahí en más puedo imaginar a la escritora, en la misma pose, mirando el cielo, sus estrellas y soñando como sólo vos lo hacés y tenés la magia de describir.
Hermoso, jugoso, placentero amiga Merci, para deleite de los que pasamos por tus páginas.
Un cariño
Sonia

Unknown dijo...

Buen homenaje a Alejandra Pisarnik, en noche de insomnio y encuentros. Necesitas la palabra amiga, pero tú la manejas muy bien y nos retienes. Cmo tú amo los libros y a sus autores. Releamos. Besos de Julia

josé lopez romero dijo...

Insuperable texto mi Merci amigaza, lo he vuelto a leer y tiene la misma frescrura y ese tremendo choque que experimenté cuando lo vi por primera vez. Te deseo el éxito que seguramente tienes en las presentaciones de tu "Filo de lata". Un abrazo para ti y espero me contagies una pizca de sabiduría. Seguimos paso a pso.

DESCOLONIZÁTE dijo...

Lo leí dos veces. Hay Un filósofo que después de escribir un tratado de lógica y matemática, en las últimas líneas del libro escribe... De lo que no se puede hablar mejor callar... Vos tenés el don de escribir lo callado sin traicionarlo, al contrario haciéndolo vívido para quien lo lee, entonces ante esa sabiduría uno enmudece porque sino se rompe el hechizo de leer esto.

Avesdelcielo dijo...

Un viaje sensorial vívido, cautivante, contradictorio . . . allí es donde está prohibido pisar otro que no tenga los mismos recovecos. Un gran abraz.