miércoles, 23 de diciembre de 2009

OJOS





Me voy a dar unas vueltas por las caras del tren. Es todo un mundo. Ayer encontré los ojos más impresionantes que había visto en mi vida. Era una chica de unos diez y seis años más o menos, no sé demasiado de etnias pero creo que eran algo así cómo árabes, el resto de la cara podía ser natural de nuestra tierra.
La tenía parada al lado pero me daba vergüenza mirarla muy fijo. Parecían puestos allí por un milagro, desde el primer contorno hasta la última calidez que salía de sus pupilas. Había demasiada diferencia en lo blanco del ojo, era medio celestón, entonces el negro de las pupilas en una forma totalmente almendrada daba un efecto tan real pero irreal al mismo tiempo. No parecía tener tatuajes bordeando los párpados. Creeme eran dos alas de mariposas. Tanta serenidad tenían esos ojos que parecían no percatarse de su belleza propia y silenciosa.
Sin duda no eran ojos para tener solamente en una cara y acá te contradigo padre, vos decías que los ojos más lindos del mundo puestos sobre una mesa no valen nada. Estos ojos sí padre, porque no los veo con la morbosidad de ver unos ojos muertos pero vivos. Tanto dibujo animado, tantas cosas que se hacen en la compu, me animo a poner esos ojos vivos sobre una mesa y que sean bellísimos, claro que sin que la dueña sufra nada, tal vez con esas nuevas formas digitales tridimensionales que parecen que las cosas estuviera y no están, es sólo una ilusión, pues bueno sería tener por un rato esas bellezas sin dueño sólo para admirarlas, después de todo, no necesitaría tocarlas, sería sólo para mirarlas un rato.
Mi pregunta era si mirarían curiosos, o pestañarían o lagrimearían algo por el humo de algún cigarrillo o por el soplido pequeño de un envión de polvo, entonces ya parecerían vivos y yo me contradigo.
Después de todo serían una bella pintura, una foto, una escultura muy bien plasmada sobre cristales o hierros sólidos de tal manera que su fragilidad fuera tan fuerte que si quisiesen, sin permiso de nadie, salieran volando.
Vuelve a suceder, las cosas se viven en ese instante.
Ni pude mirarlos demasiado, sólo pude disfrutarlos ese rato y después imaginar en cuántos lados pondría esos ojos para mirarlos. Cómo me ha sucedido siempre con cualquier cosa bella que veo, la transporto en la emoción de mi memoria y después la paseo por distintos escenarios de la realidad, de la imaginación y de la locura.
Mercedes Sáenz

2 comentarios:

Maria Rosa dijo...

Maravillas del escritor, o mejor dicho escritora,algo que puede parecer tan simple como un par de ojos, eres capaz de transmitir tus sentimientos y hacer que el lector vivencie tus mismas emociones.
Bellisimo
Un abrazo
María Rosa
FELIZ 2010!!

josé lopez romero dijo...

"Me voy a dar unas vueltas por las caras del tren", desde el principio una maravilla, ¡ycon la fascinación que los trenes ejercen sobre mi!, lástima que por mi ciudad yno pasan, y de eso hace pilas de años.Un abrazo Merci de "La Porá"