martes, 24 de agosto de 2010

HUÉSPED QUE NO AVISA

HUÉSPED QUE NO AVISA



Amanecerás de nuevo,
sin ninguna palabra.
transparente
cómo una lámina de aire que puede doblarse.
cómo un absurdo inútil sin forma.
Impiadosa hacia mí
me miras
con un versículo en un ojo
que mi fe desconoce.
y te miro, tristeza,
cómo un mojado cartón,
una montaña invisible
que no modifica
ninguna escena.
Es un ruego tal vez
que des vuelta la silla,
ya soy testigo de mí
inventando nombre a la fisuras.
Él me ha perdido
pero en cada quebradura
él sigue ahí,
dónde los huesos queman
porque ha mordido el dolor
todo lo blando
sin detenerse, sin distinguir.
Si no te vas, no me mires al menos,
la silla esa es mía.

Mercedes Sáenz

5 comentarios:

romi dijo...

Si no te vas, no me mires al menos,
la silla esa es mía.


Marcedes hermoso poema como siempre estan llenos de mucha ternura...te felicito.


Besos

romi

Anónimo dijo...

Dios mío, merci, ¡ cómo olvidar este poema, ese verso final es llaga, decisión pura! todos los adjetivos. susana zazzetti.

Anónimo dijo...

Dios mío, merci, ¡ cómo olvidar este poema, ese verso final es llaga, decisión pura! todos los adjetivos. susana zazzetti.

Anónimo dijo...

Me uno a las opiniones anteriores y me atrevo a pelearle a la tristeza esa silla. Saludos. Fernando de Zárate.

Anónimo dijo...

HOLA MERCEDES, ESTE POEMA CREO ME CHISTÓ PARA QUE ENTRARA A TU BLOG Y ME ENAMORASE DEL FINAL, DUELE Y GUSTA A UN TIEMPO. HERMOSÍSIMO. UN ABRAZ0. MARTA COMELLI