jueves, 17 de septiembre de 2020

DESCONOCER

 DESCONOCER



DESCONOCER


Estoy aquí, invocando a los dioses que aún permanecen debajo de la tierra, imaginando un azul maya, más profundo que los mayas todavía.

Por unos días los poetas de mis amores han quedado en los costados oscuros de mi cama,

Un leve movimiento diario, caricia imperceptible de la punta de los dedos en los libros… están allí, siempre, dónde nos abandonamos.

Se han detenido mis guerras, los amores no pueden hablarse, Kayyam ha vuelto a su siglo, los latinos hablan otros idiomas, un efímero soplido intenta volarme parada en la curva de un junco más liviana que una libélula.

Es una defensa contra el dolor dice Biön y dibuja mi arquetipo invocando imágenes de la infancia … una conducta de orden

silenciosa que no siempre se advierte.

El sentido de la palabra de Heráclito, verdad, ser, realidad.

En el medio del silencio de un libro que no puedo soltar y del que no entiendo nada, desmenuzo a Jung y con el aliento tibio de Freud desde su contratapa.

Estoy aquí, como un pan de avena olvidado en la mesada, oscureciendo de a poco, precipitándose a toda esa geografía molecular que ni siquiera conozco.

Estoy aquí, prisionera de la avidez de saber, saber… sin entender.

Estoy aquí, dónde danzan los átomos detrás de la negrura de lo que ignoro, estoy aquí, parcela de mí o toda.

Aprendiendo a desconocer. Pero la palabra de tantos autores me hace feliz, aunque igual desconozco.



Mercedes Sáenz

No hay comentarios: