sábado, 26 de diciembre de 2009

MULA POR CABALLO

Pimer premio del I Certamen de Salamaga "UNA NAVIDAD DIFERENTE"



MULA POR CABALLO







Querido Santo Dios:
En mi tierra a usted le decían el Tata, pero me enseñaron a escribir con respeto.
Yo sé que sabe todas las cosas que me enseñaron. Pero empecé a escribirles a los reyes magos que sólo tenían que venir una vez al año y no me entendían la letra, nunca dejaban nada de lo que yo pedía, hasta que dejé de creer en ellos.
Le dejo esta carta cómo todas las navidades, cambiando un poco a veces las líneas anteriores, porque el seis de enero la rompo para empezar si usted lo dispone, otra vez la vida de vuelta.
Yo sé que usted anda por tantas partes con tanto por hacer especialmente por estos pagos, que creo que si le escribo también es una manera de que se acuerde, que se le haga más fácil.
Eran tiempos en que los colores de las montañas aún no se habían bajado de mis ojos, muy al sur desde dónde usted mira el mundo. Era nómade en ese entonces. Supe de tener familia pero la tierra brava suele llevarse hasta eso. Y ha quedado arropada cómo pude con una cruz hecha de piedra. La piedra que usted hizo, no suele moverse salvo que el golpazo venga desde muy abajo y todo tiemble, y a eso hasta ellas suelen hacerle caso… sólo a usted le tienen miedo.
Es cuándo solo uno se siente bastardo cómo si no lo hubiera parido esta tierra, espacio es lo que me sobra para escapar, pero ya debe de saber usted que no es mi deseo
-¿Se acuerda de mi rancho Santo Dios? Es sólo un cuadrado pero con la modernidad de que el baño hace ya dos años que lo hice adentro.
El piso es de tierra, pero no es por no haber querido ponerle piedras. Cuándo ya estiro las piernas porque empieza a endurecerse mi espalda (no ensucio las alpargatas), es la forma que tengo en estos fríos de poder estar descalzo.
Voy a pedirle lo mismo que todos los años, que los álamos no se caigan, que no se me nublen los ojos cuándo esquilo las ovejas, que no me enoje tanto cuándo el viento me envuelve cómo si fuera a llevarme para los cielos suyos, porque creo que todavía tengo mi cielo acá mientras pueda mirarlo.
Que la próxima vez que vaya hasta el pueblo estén los que estaban y si usted puede que a ninguno le falte nadie.
Hoy hice todo temprano antes de empezar a escribirle esta carta. ¿me vió cortando la leña mucho antes del sol? Traje el agua para el baño y preparé la comida.
Elegí quedarme en un rancho al borde de un río color pupila, toma de los ojos todos los colores que conozco, y así cerquita del suelo puedo verlo, amable y caprichoso pero no suele irse de dónde lo pusieron.
Sé que está soplando el viento, pasa por debajo de la línea de mi puerta. Mueve apenas la tierra del piso.
La camisa blanca no envejece porque suele tener siempre alguna prenda encima Las alpargatas recién lavaditas, cómo todos los años para su fiesta Los pantalones que son mi lujo, renegridos de un principio si van goteando tiempo. Sabía vestirme en la época de los ingleses pero ahora alrededor del cuello uso algo más tibio, que lo sienta más tibio.
Cuando estudiaba en mis épocas de ayudante en los ferrocarriles, aprendía poco, no pasé ni el yes, que se los decía con la cabeza, para arriba o para los costados.
Ya pasé por muchos años y nunca me amigó la política, ni las componendas y más de una vez me han hecho pasar por zonzo, decían que ni amigos tenía, pero yo sabia que usted estaba.
Acepté siempre lo que me dio cómo lo da un amigo y lo que no me ha venido sabrá usted de sabio nomás.
La cacerola de hierro pesado está quieta sobre un enrejado, tapada cómo si guardara secretos... si otras manos la hubieran llenado.
Solía tirar arriba del fuego alguna que otra cosa de carne pero mi perro hasta sabe llevarse el pescado. Nunca pude pegarle porque es en lo único que no obedece
Me han quedado pocas cosas de mis otras vidas, de las que alguna vez me hicieron estudiar casi a los golpes. Pero el catecismo me lo enseñaba mi vieja en unos libros chiquitos de colores y dibujos, más dibujos que letras y ella decía siempre que cada navidad uno nacía de nuevo para volverse más bueno.
Ya se hace la nochecita.
Me voy a ir a buscarlos, al chiflido nomás me siguen a paso corto. La más difícil de entrar es la mula que siempre desconfía al pasar por mi puerta y algún par de pataditas tira, casi de saludo nomás porque no le pega ni al barro de las paredes. La vaca y la oveja son dos niñas parecidas a las que alguna vez vi. en alguna estación de tren, caminan pegaditas ignorando sus ancas cómo las niñas que tapan sus caderas con vestidos de telas generosas.
Mucho tiempo me llevó acostumbrarlas para no pasar la noche de Navidad solo.
Yo le escribo Santo Dios porque acá no puedo armar un árbol.
A cuarenta leguas tengo el pueblo más cercano y el carro cuándo me lleva si usted viera la cara al caballo… Parece que no me mirara por dos días después.
En estos tiempos más se enoja porque hago entrar a los otros animales dentro del rancho pero en su pesebre me dijeron que no había caballos.
La mula anda media vieja ya, quería preguntarle si en caso de que el año que viene me faltara, usted me daría permiso para que entre el caballo. Lo empiezo a acostumbrar cuándo haga frío y en caso de necesitarlo... Digo, es lo más parecido, la mula no voy a poder truquearla por otra, pero un caballo tal vez sí.
Paso la noche en la silla, con guitarra y un vino muy largo, hace luces contra las brasas y es lo que quedo mirando cuándo los animales ya se ubicaron quietos.
Eso de acostarme en la cama sería una irreverencia al pesebre de cuándo usted era niño. Velas se suele tener en estos lugares y ya las dispongo cerquita de la virgen mía. Me perdonará seguro si se acaban antes de las luces que por horas me dibuja el vino. Eso me hamaca en recuerdos, les hablo un poco bajito a los pobres animales cuando ya les saturó el canto.
Ya se hace la nochecita, voy a buscar los bichos y le termino la carta.
En realidad que le voy a andar con vueltas mi querido Santo Dios. Usted ya sabe que la mula más temprano la he visto tiesa y que con su permiso voy a demorarme un poquito porque voy a tratar de hacer entrar al caballo.
Se hace la nochecita pero le juro, que todo parece más oscuro.
Seudónimo: Caacupe

MERCEDES SÁENZ




He leído en el libro digital de Salamaga "PODREDUMBRE HUMANA" de María Gemita Jaime Cataldo (pseudónimo Hércules) y me ha parecido excelente. Felicitaciones y un abrazo!

He leído en el libro digital de Salamaga "EL VIEJO EN EL TEMPLO" de Alejo Urdaneta (pseudónimo Ezequiel) y me ha parecido también muy bueno. Felicitaciones y un abrazo.

Mercedes Sáenz


Vínculo de la publicación en el blog:
LIBRO DIGITAL CON LOS RELATOS GANADORES DEL I CERTAMEN DE SalamagA: UNA NAVIDAD DIFERENTE 2009

ALEGRÍA Y AGRADECIMIENTO POR EL PREMIO DE SALAMAGA

QUISIERA QUE FUERAN MIS MEJORES PALABRAS, PARA AGRADECER A SALAMAGA HABERME OTORGADO EL PRIMER PREMIO POR EL CUENTO MULA POR CABALLO EN EL I CERTAMEN DE "UNA NAVIDAD DIFERENTE"

AGRADEZCO ESPECIALMENTE AL JURADO, A LOS SEÑORES TOÑO JEREZ Y LUIS GUERRERO Y A MAGAOLIVEIRA ADEMÁS, POR LA ORGANIZACIÓN Y POR COMPARTIR CON NOSOTROS ESTA ALEGRÍA.

FELICITO A TODOS LOS FINALISTAS A QUIENES YA LES HE HECHO LLEGAR MIS PALABRAS

A TODOS A LOS QUE ME HAN HECHO LLEGAR COMENTARIOS TAMBIEN MI AGRADECIMIENTO.


UN INMENSO ABRAZO DESDE EL CORAZÓN!!!

MERCEDES SÁENZ

miércoles, 23 de diciembre de 2009

OJOS





Me voy a dar unas vueltas por las caras del tren. Es todo un mundo. Ayer encontré los ojos más impresionantes que había visto en mi vida. Era una chica de unos diez y seis años más o menos, no sé demasiado de etnias pero creo que eran algo así cómo árabes, el resto de la cara podía ser natural de nuestra tierra.
La tenía parada al lado pero me daba vergüenza mirarla muy fijo. Parecían puestos allí por un milagro, desde el primer contorno hasta la última calidez que salía de sus pupilas. Había demasiada diferencia en lo blanco del ojo, era medio celestón, entonces el negro de las pupilas en una forma totalmente almendrada daba un efecto tan real pero irreal al mismo tiempo. No parecía tener tatuajes bordeando los párpados. Creeme eran dos alas de mariposas. Tanta serenidad tenían esos ojos que parecían no percatarse de su belleza propia y silenciosa.
Sin duda no eran ojos para tener solamente en una cara y acá te contradigo padre, vos decías que los ojos más lindos del mundo puestos sobre una mesa no valen nada. Estos ojos sí padre, porque no los veo con la morbosidad de ver unos ojos muertos pero vivos. Tanto dibujo animado, tantas cosas que se hacen en la compu, me animo a poner esos ojos vivos sobre una mesa y que sean bellísimos, claro que sin que la dueña sufra nada, tal vez con esas nuevas formas digitales tridimensionales que parecen que las cosas estuviera y no están, es sólo una ilusión, pues bueno sería tener por un rato esas bellezas sin dueño sólo para admirarlas, después de todo, no necesitaría tocarlas, sería sólo para mirarlas un rato.
Mi pregunta era si mirarían curiosos, o pestañarían o lagrimearían algo por el humo de algún cigarrillo o por el soplido pequeño de un envión de polvo, entonces ya parecerían vivos y yo me contradigo.
Después de todo serían una bella pintura, una foto, una escultura muy bien plasmada sobre cristales o hierros sólidos de tal manera que su fragilidad fuera tan fuerte que si quisiesen, sin permiso de nadie, salieran volando.
Vuelve a suceder, las cosas se viven en ese instante.
Ni pude mirarlos demasiado, sólo pude disfrutarlos ese rato y después imaginar en cuántos lados pondría esos ojos para mirarlos. Cómo me ha sucedido siempre con cualquier cosa bella que veo, la transporto en la emoción de mi memoria y después la paseo por distintos escenarios de la realidad, de la imaginación y de la locura.
Mercedes Sáenz

sábado, 19 de diciembre de 2009

MUY, MUY FELICES FIESTAS!!!

MUY FELICES FIESTAS PARA TODOS LOS QUE HAN PASADO POR AQUI Y PARA TODOS AQUELLOS QUE POR AHI PASAN!!!


UN FUERTE ABRAZO Y MIS MEJORES DESEOS PARA EL AÑO QUE EMPIEZA!!!



MERCEDES SÁENZ

viernes, 27 de noviembre de 2009

CON GALERA

Agradezco a la escritora y además corresponsal de Artesanías Literarias Elsa Janá Trillo, los cambios y correcciones que me sugirió para este relato.
No quedó cómo debiera, pese a su exclente criterio. El resto de mi persona lo dejó cómo pudo.
Pero es simplemtente un regalo para alguien que cumplía años
Gracias de Nuevo Elsa y feliz cumple al que ya los cumplió. Un fuerte abrazo


Mercedes Sáenz


CON GALERA


Para poder mirar al mundo cómo quiero, tuve que aprender lo que decían las cosas, ahora, ahora mirarlas cómo quiero, es libertad. Mercedes Sáenz

Pasé por su puerta, (es decir no tiene puerta). Sobre el marco más alto de la única ventana que llega en su parte de abajo a unos cuarenta centímetros de la vereda, hay un número arriba que dice 2311. Siempre creí que eso era una planta baja, pero él dice que es el piso ochenta y que desde ahí no se piensa bajar.

Esa ventana parecía sin él tan sola cómo una de esas calles que se vislumbran sin vida antes de llegar a dónde acaban. Cerrada cuándo el no abría, las cortinas sonreían limpias como las de las abuelas de puntillas y no hacían ruidos las maderas ni las bisagras cuando su pedazo de espacio dejaba que el mundo le entrara a visitarlo cómo si fuera de fiesta...
Nunca salía a hacer compras, no compraba el diario, pero siempre estaba enterado de todo. Varias vueltas manzanas di queriendo buscar otra entrada, pero todos los que vivían allí me habían visto nacer, y juraban que esa ventana era un pequeño depósito (que quedó) cerrado para siempre, cómo parte de una casa que se vendió, con el trato de no abrirla nunca... apenas tres metros cuadrados por una historia siniestra que nadie intentó averiguar ni siquiera para tirarlo abajo.


Yo paso todas las mañanas, no golpeo los vidrios, cómo si supiera mi llegada.
Nadie parece verlo nunca ni a mi tampoco cuándo paso por ahí.
La única vez que intenté llegar (muy despacio,) haciendo el mínimo ruido, en puntas de pie, con esos saltitos de sortear pedacitos de agujeros del suelo, la ventana se abrió como si la hubiera movido un soplido de terciopelo.

Le dejo lo que escribí la noche anterior y a la mañana siguiente me hace una devolución de lo que entregué. Varias veces le pregunté su nombre pero misterioso o terco juega conmigo a que su nombre es lo menos importante. Nunca supe porque me parecía tan inteligente.

Esta mañana en cuánto llegué me recibió de boina negra, mientras me devolvía mis escritos con las correcciones atinadas, cambió su boina por un bombín negro y mientras cambiábamos palabras extrañas en su rutina se puso una galera. Extendió la mano con los papeles y vociferó una fea palabra. No sabe delante de mí quedarse perplejo por la cara que le pongo, es un lado oscuro o desconocido que lleva pegado a él, cómo si a nada reaccionara cuándo no quiere hacerlo.


¿Se acuerda la última vez que la vi? ¿En San Juan?- me dijo
- Sí, usted quería darme unos pocos de la luna, pero no del valle de arcilla, quería sacarle un pedazo de piedra a esa masa luz generosamente prestada.
- Le quiero pedir un favor-suavizó en la voz.
Contesté mi claro más amable.
- Quiero tomar el té, uno bueno.
- Traigo todo, no se mueva.
- Todo no- me aclaró- usamos de bandeja el borde de la ventana. Eso si, por favor los bollos los quiero con crema pastelera.
Obedecí feliz paseando mi rareza de caminar entre todos con cosas en las manos como si nadie me viera.

Los dos de pie, con la ventana asomándose en los cuerpos cómo la borda de un barco, nos mirábamos más a los ojos más que al té sobre la mesa de cemento sin patas.
-¿Por qué se puso galera?
- Para poder hacer una reverencia, una sola, y que quepan allí todos los pensamientos que voy a soltarle, es la pala más grande de sombrero que se me ocurrió. Además me queda bien para despedirme.
¿Y por qué?
-No preguntaste por qué el día en que empezaste a verme.
No vio mi cara cuándo me la tapé con todo el pelo. Era la primera vez que me tuteaba. El pelo es buen telón para la vergüenza.
¿Y a dónde te vas ahora?
- A Córdoba, hay una escritora ahí que necesita un poco de ayuda, está dejando el tiempo que no tiene para ayudar a escritores que no pueden hacer llegar sus letras hacia otros lados. Pero ella sabe escribir, vos estás aprendiendo.
- ¿Y ella va a poder verte?
No creo, voy a tener que llegar a través de uno de sus alumnos, que seguro, seguro, ya sabe que estoy llegando.
¿Y yo me voy nomás?
- ¿De dónde? Si nada te impidió jamás estar en todas partes.
- Gracias por el té.
¿Por el té? -Vociferó dejando bien clarito que no había sido lo importante
Perdón, algunos mandatos con los que se viven…
Me di vuelta con lágrimas que seguro las sabía y me fui rápido a tratar de escribir esto, esto que para nadie era cierto.
A la mañana siguiente una bolsa de papel cartón llena de migas esperaba ocupando muy poco espacio que alguien la pasara a buscar.
Y la ventana, verde y descascarada, con los postigos cerrados acunaba un gato placenteramente al sol.

Mercedes Sáenz

miércoles, 25 de noviembre de 2009

LA PALABRA




LA PALABRA

Dame sólo una línea, la que sin querer derramó el cántaro de agua.
La pisada de aquel que no sabés quién es ni a dónde va.
No borres de la tierra la marca de una túnica que se arrastra al caminar
No guardes al niño que dibuja la arena ni la mano que pintándose primero las marcó en la gruta.
Dame el instante en que el hombre afinaba los ojos para retener los rojos de la tarde. Dame el silencio del alma en las inmensidades aún desconocidas.
Dame cuándo entendido era el porque de los llantos callados al volver de la guerra.
Dame la música del viento y de los cuerpos estirando las sombras alrededor del fuego y la alegría no tenía abecedario.
Dame la mano sin decir.
Abrí los ojos hacia otros que se abrirán a los tuyos.
Toma del pan que se lleva el hambre y de la manta que además de sombra tapa el frío. Mira sólo alrededor y en la pequeñez sabrás porque el hombre escribe.
Su inútil mortalidad se hace débil por no poder atrapar el instante.
Porque no se atreve al olvido y entonces todo lo convierte en palabras.


Mercedes Sáenz

viernes, 20 de noviembre de 2009

ANTOLOGIA DE NARRADORES DE ARTESANÍAS LITERARIAS

Antología de Narradores de Artesanías Literarias


Antología de Narradores de Artesanías Literarias, editado por Artesanías Literarios Libros en Septiembre de 2009.

En esta Antología, nos encontramos con Viajes…Vuelos, alas… alas de pájaros, de aves, de moscas, de imaginación, de búsquedas, de fantasías, de recuerdos. De fantasmas… de todo hay en la elección de cuentos; nada igual de uno a otro. La vida, las emociones en movimiento constante, fantasmas imaginarios y reales. Humor, encanto, tragedia, todo pasa por estas páginas a vuelo de ave como paloma blanca de mirada atenta. Cada uno en su estilo, con su voz particular, respetando la palabra y ofreciendo excelencia de relatos. Recorriendo recovecos de infancia, de incertidumbre, de dudas, como un punto de crecimiento. Aunados en algo en común: todos, voces en www.artesanias.argentina.co.il


Paranoia , Mercedes Sanz: Viaje en lancha. Un comienzo de cuento que pasea al lector por un poco de ilógica, hasta que se comprende la situación. Suspenso, aparentes certidumbres o sospechas del lector, que Mercedes enseguida desbarata. Misterio. También aquí el viaje, en lancha, y la mirada del otro, atemorizando. Esa necesidad de frases largas por decirlo todo junto, antes de que se haga tarde. Escondites de unos y otros, y recovecos en el río. Angustias: “hay un arroyo feo que suele estar bajo pero nada lo quiero porque mi pies siempre tropiezan con cosas dentro del agua que parece mansa… Y un final de atraco en el muelle con sorpresa. Con la maestría que le es habitual, nos pinta una realidad a la que ella nunca le da vuelta la cara

GRACIAS ELSA POR TUS COMENTARIOS. UN FUERTE ABRAZO

A CONTINUACIÓN INCLUYO LOS COMENTARIOS DE TODOS LOS CUENTOS
Pájaros enjaulados (el colectivo), Xafier Leib’s: ¿Viaje en colectivo? Abruptamente nos instala en el colectivo, humorística ante la situación de una señora desarmándolo, para sumir a los pasajeros enjaulados en un colectivo inmóvil del que son incapaces de escapar, salvo por el adulto que sigue la voz del niño. Cuántas preguntas internas nos aparecen adentro, al presenciar esas órdenes y contramarchas disparatadas de las que nadie se libera en ¿el colectivo? El humor combinado con lo ilógico del suceso, hace volar la imaginación por el texto. Todos pájaros…pajarones…pajaritos. Otro excelente acierto de Xafier’s.

Un trolebús en el bar Baviera , Carlos Arturo Trinelli: Viaje a las soledades. Ofreciéndonos también humor, pero en un viaje diferente: un trolebús que se toma o se deja, bordeando al filo de la borrachera y la homosexualidad. Maneja la ternura convincentemente y, de pronto, nos arranca la carcajada inevitable. Nuevas soledades sobrevolando el Baviera y la desopilante ¿o triste? Experiencia de pájaros en la mano que deben enjaularse a tiempo. Excelente manejo del personaje entrando en el relato del otro que, manejado por reflexiones muy simpáticas con sabor a trago, le va modificando la actitud, pero jamás las mañas. Y vamos que ninguno de los dos las pierden!

Paranoia , Mercedes Sanz: Viaje en lancha. Un comienzo de cuento que pasea al lector por un poco de ilógica, hasta que se comprende la situación. Suspenso, aparentes certidumbres o sospechas del lector, que Mercedes enseguida desbarata. Misterio. También aquí el viaje, en lancha, y la mirada del otro, atemorizando. Esa necesidad de frases largas por decirlo todo junto, antes de que se haga tarde. Escondites de unos y otros, y recovecos en el río. Angustias: “hay un arroyo feo que suele estar bajo pero nada lo quiero porque mi pies siempre tropiezan con cosas dentro del agua que parece mansa… Y un final de atraco en el muelle con sorpresa. Con la maestría que le es habitual, nos pinta una realidad a la que ella nunca le da vuelta la cara.

Game over , Marta Ravizzi: Viaje en auto. Impecable relato corto de un viaje de terror en familia, y la voz de un niño que, desde el asiento de atrás, se debate en lucha cuerpo a cuerpo con el ejército contrario. Doble victoria: la del niño y la de final de cuento. Y como trasfondo, el espanto de la niñez jugando a la guerra por un bonus de vida.

El escritor espectro , Andrés Aldao: Viaje por los bordes. Nos lleva de aquí para allá, acompañando a un escritor del montón, sujeto a una vida de ahogos, aprietes, censuras, recortes y exigencias, “cumpliendo encargues estrafalarios y caprichos del editor”. Nos regala una minuciosa y realista descripción de la editorial contra las que se estamparán también las fantasías de su personaje, Berger. Subyace al relato, algo así como el porqué de la publicación de esta Antología. La desesperación y un giro inesperado porque la vida siempre nos hace esas jugarretas.

El adiós del piano de la esquina , ElsaJaná: Viaje por mudanza. Extraño recorrerme en este transitar por el “camión de la desesperanza”, en un intento de minimizar fantasmas del pasado que, muchas veces, siguen pisoteando las sombras. Mucho de ternura y mucho de recuerdos. Toques de fantasía y la invención, elementos de los que me cuesta desprenderme en los relatos. Este cuento pertenece al capítulo de una seguidilla de cuentos novelados. Me gustó leerme, “obligándome a volver a ese enorme país del barrio de mi infancia que ya no existe.”

El huésped , Silvia Loustau: Viaje a la infancia. Desde el comienzo misterioso, nos lleva como niños, a develar la incógnita. Despojada de su lenguaje poético, nos introduce en un lenguaje simple y envolvente de cuento de hadas y, sin aviso previo, nos somete al miedo y al espanto de un crecer con fantasmas reales. Nos da respiro con los juegos en la casa de Manuel y su padre, el aviador…Vuelos…más altos que las pesadillas y los aleteos extraños…Aquí aparece la Silvia de lenguaje hermético que conocemos, esas que nos juega en un entrelíneas que arréglatelas para develar…y el miedo…y claveles rojos al río.

Yo soy Borges , Ester Mann: Viaje a la imaginación. Con una carta abre su relato, y con ella, el suspenso y la curiosidad por hurgar en una historia ajena, concentrando en ella todo el interés y la energía mental del lector. Sólo… ¿ficciones? Mann se juega con todo aquí, enredándonos en la aparición del hombre ¿culpable? de “aquella muerte casual en una esquina cualquiera”, que vendrá a desquiciarnos con sus afirmaciones. Decir más de este relato, es romperle el encanto, la precisión, el maravilloso juego verdad-mentira, realidad-invención, yo-o el otro. Así que a leerlo! Y una vez más para quienes ya lo hicimos, cada vez con un aspecto nuevo para descubrir.

El perseguidor de sueños , Ernesto Ramírez: Viaje en tren-en barco-en carta. Una manera muy particular de mostrarnos el paso del tiempo y hacernos sentir la soledad. Maravillosa descripción de la Estación Sañoram, que introduce al lector en el pueblo de la infancia y en la historia. Los cuentos de Ernesto suelen venir plagados de perlas aquí algunas: “A ambos lados del camino, las cunetas, largas llagas supurantes, drenaban la miseria del lugar.” / “Las sombras están heridas sobre los planos, humilladas por el fuego del sol.” Tal como nos tiene acostumbrados, Ramírez matiza sus relatos con todos los ingredientes: olores, colores, luces y sombras, sonidos, naturaleza, pereza y rutina campestre-pueblerina, diálogos precisos entre acotaciones repletas de movimiento y mobiliario justificado como si nos mostrara una película, recuerdos maravillosos y el toque mágico de su vuelo imaginativo. Y un final único, irrepetible, con cámara de cerca, para que la película nos cierre, envueltos en lágrimas de emoción.

La tejedora de vientos , Isabel Ali: Viaje en el silbido del viento. Mágico desde el título. Me retrotrajo a títulos como El Patio de los Vientos Perdidos de Roberto Burgos, o a aquel cuento en el que alguien que atrapaba vientos dentro de una vasija. Increíble propuesta, la de Isabel, que en un lenguaje poético nos entreteje en su realismo mágico, acariciados por una brisa inevitablemente que se desprende de su relato. “Pero lo ovillos más bonitos son los que arma con las ráfagas que llegan desde el este, cuando los tornados se desarticulan sobre el mar y cruzan la costa para…” A leerla, amigos! Y a dejarse llevar por los vientos.

La bicicleta roja , Marcelo Dughetti: Viaje en bicicleta. Una bicicleta utilizada sólo para pedalear al lector en la historia circular, gris, rodándolo como los rayos de las ruedas de la bici. El deseo de lo que no es mucho pero sí, algo mejor que nada. La explotación escondida en los juicios de valor. Un dejo de rechazo al diferente, la defensa por lo que se cree bueno. Las disputas de los chicos como cosas de grandes en miniatura. La mishiadura como si un relato alternativo opcional, restándole protagonismo a la bicicleta roja. Y una notable metáfora del poder en las últimas palabras, salvando sólo por azar al que trabaja honradamente.

Rocío , Alicia Susana Gómez: Viaje en escuela. Sólo una maestra, luchando contra la enseñanza formal, podría escribir esta obra de arte en tan pocos renglones. Porque lo único que hizo es sacar del recuerdo una emoción conservada tanto tiempo en secreto, ¿para que?, si la educación consumista y mimificadora, interrumpe hasta las raíces más profundas.

D.T , Amelia Arellano: Viaje en ¿auto o delirium? Un cuento complejo que atrapa. La autora va dosificando los elementos de reconocimiento de la historia. Maneja los temas de un modo natural, pasando por la simple descripción al suspenso, de allí al terror, de pronto nos involucra en una historia de ciencia ficción, para enfrentarnos con una realidad que se abre casi sin que nos demos cuenta. Y hasta nos hace preguntar ¿cómo es que llegamos aquí? ¿Una lección de manejo de estilos?

El nómade , Laura Beatriz Chiesa: Viaje a caballo. Relato de un matón solitario y temido a quien la vida enfrenta con sus errores, en una historia “redondita”, lisa y llana, de la que hasta puede extraerse aprendizaje.

La farsa , Marina Giménez: Viaje en alas entre jaulas. Farsa tan verdadera como la vida misma tras el sueño de ser libre y la ilusión de poder manejar la voluntad personal. Esa libertad que no se gana por sólo desearla. Esa voluntad que no se domina sino que nos fue inculcada como elemento de retención y aceptación. …aunque tal vez, si…Un texto complejo. Da para muchas interpretaciones: la renguera, el ala que se arrastra, la lentitud de la vejez / el “por tu bien” de “arriba está el peligro, la tentación” / el guardián y la jaula/ ¿matar o esperar que la muerte haga su tarea?/ La salida y la parálisis o el miedo a la libertad / Y un final…que sorprende y ¿presenta más alternativas?

La otra calle , Martha Goldin: Viaje por las calles, en el espacio y el tiempo. Hay temas que se comparten sin comentarios. Martha nos dice: “Cuando se huye y se llega a otra parte, la vida es suave aún con sus penurias…la vida suave reclama para calmar las heridas porque ha recuperado su porción de aire en otra parte.” Mis respetos por su texto tan doliente como doloroso.

Comentarios de ElsaJaná .


(Muchísimas gracias Aldao y colaboradores, por incluirme en la Antología). ElsaJaná.