sábado, 15 de mayo de 2010

¡FELICITACIONES LAURA ELIZALDE!

FONDO NACIONAL DE LAS ARTES


GANADORES DEL REGIMEN DE FOMENTO A LA PRODUCCION LITERARIA NACIONAL Y ESTIMULO A LA INDUSTRIA EDITORIAL AÑO 2009

GENERO NOVELA
1º Premio:

Título: “De nada. Pericles de Atenas”

Seud: Snorri Nº88

Autor: LAURA ELIZALDE, de CABA

Importe:$10.000.-

el jurado fue:


Jurados: Carlos Chernov, Guillermo Martínez y Jorge Accame.


FELICITACIONES DE NUEVO LAURA ELIZALDE.
UN ABRAZO TRIPLE.
MERCI

ALGO DE LAURA


Muestras de trabajo

El Profanador Novela, narrativa histórica No puedo pensar como un hombre, tiendo a pensar como un Dios, como ese Dios a quien no conozco..." En un texto cargado
El Profanador
Grijalbo

narrativa historica

Novel Narrativ a histórica Ptolomeo II, hijo de un general de Alejandro Magno, coronado rey de Egipto hacia el 280 AC, es el que habla. Conoceremos la intimidad de sus pensam
Novel Narrativ a histórica
Grijalbo

narrativa historica
Un día fue nadie
Cuento corto


Un actor va a una prueba por un papel en una obra de teatro, en el trayecto le sucederan algunas cosas y finalmente alcanzará su personaje.




Cuento corto
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Especialidades Narrativa

Poesía

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Teatro

Libros electrónicos no he editado libros electronicos
Audiolibros no he editado audiolibros
EditorialesLlevo dos libros publicados con Ed Grijalbo Random HOuse Mondadori

Títulos publicadosEl Depredador . Ptolomeo II de Egipto.

El Profanador. Herodes El Grande

Otros serviciosAsesoramiento en la lectura de borradores, corrección de textos.

ReseñasComentario en el diario La Nación suplemento de Cultura (papel y online)

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=446222



Ptolomeo II Filadelfo, Señor de Alejandría, hijo de un general de Alejandro Magno y educado por preceptores griegos, reina en Egipto hacia fines del siglo III a. C. Guerrero cruel y al mismo tiempo protector de las letras y las artes, es un hombre extremadamente bello que vive enamorado de su esposa y de su hermana -con las que da forma a un raro triángulo erótico-, tanto como de las palabras y las bellas estatuas. Respetuoso adorador de los dioses, atraído por las cosmogonías orientales es, a la vez, un filósofo capaz de sentir la emoción estética del pensamiento; un ser sensual y refinado que prefiere el pensar al saber porque el que sabe está condenado a la soledad, lo que no logra eximirlo de la angustia de enfrentarse a la idea de la degradación del cuerpo, la enfermedad y, finalmente, la nada.

Ya desde el primer capítulo el relato atrapa. En él el protagonista, que vive un episodio amoroso con una esclava ciega, asiste a un banquete iniciático con su padre. Producida la muerte de éste (es conmovedora la descripción del hijo llevando el cadáver embalsamado de su progenitor por las aguas del Nilo), Ptolomeo libra un combate victorioso contra los asirios.

La historia abunda en momentos de insoslayable interés y belleza literaria, como los diálogos de Ptolomeo con el poeta Calímaco y los que mantiene con el geómetra Euclides, que le ayuda a ganar una desigual batalla naval mediante el cálculo científico; la descripción de la mítica Biblioteca de Alejandría y la del cuerpo desnudo de su hermana Arsinoe II, así como su amor por la antigua Grecia: "La Grecia de Atenas, la Grecia que quería ser y no tener. La Grecia que no acumulaba ni países ni conocimientos, la Grecia que prefería las preguntas a las respuestas, porque en las preguntas hay belleza. El que pregunta es un buscador de asombros, el que responde es un abastecedor de certezas, y la certeza tal vez sea la asesina del pensamiento".

Todo el texto tiene el mismo tono elevado, un estilo majestuoso, de inusual calidad estética, enjoyado de imágenes y paradojas que descubren la secreta relación o identidad entre conceptos aparentemente contradictorios. Esta novela del poder y la guerra, del erotismo y la fascinación del pensamiento, enmarcada en la sugestiva evocación del antiguo Egipto, constituye un hito extraño y valioso en la amplia y despareja producción del conocido escritor y, a la vez, un comienzo auspicioso para la joven Laura Elizalde.

Antonio Requeni

lunes, 10 de mayo de 2010

APENAS UNA IDEA



APENAS UNA IDEA

demorarte duele,
pensarte allí, después de volver la hora,
la misma de ayer, quieta y ambigua.

otra vez el cuándo
mi tierra tiembla
y después esa meseta,
ese campo raso en dónde los pies inmóviles
quedan solos arriba del pasto
sin mi.


me hace bien pensarte
aunque no sepa qué hacer con vos.
ignorar siempre antes que todo
pero me hace estar viva
saberte.


juega la luz y te hacés mármol
piedra y barro,
hilitos

y no aprendí a conjugarte.

Mercedes Sáenz

jueves, 29 de abril de 2010

POEMA DE MIRARTE


Poema De Mirarte

El vino busca en la boca inclinada
un beso de vidrio
color ébano.
no recuerda el verso
confunde las lunas
los pies no alcanzan la rueca.
la ira no es ya
tormenta brutal
queriendo verse cómo el hombre
que –yo- sigo viendo.
un estilete cortés marcó los
hilos en el tapiz de su cara
dibujó su tierra en dónde palidecen
sus dioses oscuros en una blancura
desmedida.
Será su último día.
No existirá mañana.
Y yo lo miro…
tiemblo, también en mi copa
-creo que quiso mirar allí sus propios latidos-


me pidió que no lo toque
hasta que la muerte lo toque primero.

Mercedes Sáenz

lunes, 12 de abril de 2010

MIEDO






MIEDO




Frente al puente colgante, un niño arrodillado pidiendo con su rezo.
Las sogas empezaron a correrle por los ojos, tocan el hombro, mueven su cabeza. Las piernas, pie de álamos desnudos contra la tierra por dónde una vez, tan altivos, anduvieron los caballos pisando en dónde ahora, no se levanta alguien hincado.
El puente arriba del río hondo, turbulento silencioso abajo.
Cerrar los ojos por no fiar. Tocar con el dedo la boca que se abría de frío para repetir la memoria que tenía en otro lado de una cruz.
Las canastas que lleva tejidas con carrizos, como gaviones contra el agua, no atajan avergonzarse de ser miedo niño. Los pantalones pasan el muslo y esa forma de camisa que tapa su pecho flaco lleno de moretones. Un silbido se arremolina perverso para rodar un poco por encima de su sombrero y no hacer ruido al pisar las hojas. Ese viento destemplado le acaricia la cabeza.
Aflojó la bolsa de grasa que tenía en la cintura y sus dedos la esparcieron con suavidad en la base de las canastas que tocaban el suelo. Las ató muy fuerte con una misma soga, dejándolas en fila india, no por miedo al viento.
Después de que el niño se aferrara con las dos manos y recorriera sentado todo el puente hasta llegar al otro lado, quedó diosita sola sin la menor importancia.
Tuvo un poco menos del miedo del que la humanidad dispone desde toda la eternidad.


Mercedes Sáenz

jueves, 1 de abril de 2010

NIÑA SOLA Y MUELLE






NIÑA SOLA Y MUELLE

Son oblicuas las sombras esta tarde,
(ya es calle sola sobre el río)
silencio desnudo en los senderos
y la niña de ahí, la niña sola.
Sentadita en la escalera
juega
con sus pies pintados de tierra
y toda el agua
y canta
o reza
o murmura
o repite del árbol
la noche de una luna oscura.
Trenzas de niña que si no las soñó las tuvo
dibujadas torpemente por mi antes,
antes de que empujara descalza su inmenso carro de cartones.
Es suyo ese muelle ahora
mientras la espero,
todavía la espero.

Mercedes Sáenz

sábado, 20 de marzo de 2010

LOS MUDOS DE OTROS





LOS MUDOS DE OTROS






En marzo soy todo el mes,
un enorme oso flaco en un agujero


en marzo
canto a escondidas un llanto absurdo,
hablo con dioses que no conozco
(encierro palomas en pinturas cubistas)
los ojos, blandos a mi, abandonan las formas de la memoria.
en los párpados fierros como si nada viera.
impotencia es la cárcel más pequeña
todo vuelve en la negrura de los sueños y el dolor siempre.
las manos se secan, ya no se tiembla.
marzo, minúscula me dijeron,
(siempre con minúscula)
las fechas así se escriben y porque
quiero aprender obedezco

Tal vez es lo único que escriba
(porque ni hablar puedo
del dolor siempre).


Mercedes Sáenz

domingo, 14 de febrero de 2010

HACE UNA VEZ



HACE UNA VEZ


- Harto, me tiene harto esta silla de mierda y todos estos escalones, vociferó ese señor que a diario la llevaba hasta el colegio. La silla con el mismo envión del mal humor, llegaba hasta la primera maestra que la tomaba y el señor de corazón cuervo pala de piedra se sacudía el uniforme y se subía al Mercedes que había quedado con la puerta abierta.
La niña de una boca, parecía por mandato, no poder soltar un enjambre de abejas que guardaba en lo más profundo que su garganta.
Tan temprano, cuándo los tiempos niños son remolinos, los zapatos míos algo gastados se clavaban en el suelo menos fuertes que mis ojos. Nunca detuvo el óxido de sus pupilas sobre los míos. Solté al aire mi valija pesada en ese entonces pero la fuerza no llegó ni siquiera a los escalones. Tampoco la vio, creo, ella sí, giró apenas la cabeza.
Hablar con las respuestas más amables es llevarse a esa edad sólo una caricia en la cabeza. Nada se produce si al día siguiente de todos los días volvía a repetirse.

Encontré un papel de bordes tajeados, fácil, sin tinta, empecé a escribir una carta con un lápiz que no medía más que mi dedo índice de ocho años. Yo creía que escribía con fuerza de leones, ahogando el vértigo que acecha en el borde del papel por dónde pueden caerse las letras. Pedí fuera del tiempo de los Jesuses vivir en una dulcísima pobreza, pero el adulto suele responder muy seguido con una caricia en la cabeza…mientras conversa con otros adultos de cualquier tema.

No sé dónde estaban los años cuando me encontré con el corazón cuervo pala de piedra, pidiendo cualquier cosa en una esquina de Corrientes y Florida, sentado en una silla de ruedas. Parecía un hombre que mis pupilas veían cómo a un chiquito viejo de lata oxidada.
Me detuve un segundo con un álgebra de emociones encontradas. Creo que él no podía levantar la cabeza, despacio, haciendo un imperceptible gesto sobre mi pelo, me fui taconeando sin hablar con nadie. Pero yo toda me quedé en la esquina dónde se junta la basura, al aire, sin fuerza por no poder llegar ni siquiera a lo que creí que eran mis propios escalones.

Mercedes Sáenz