jueves, 21 de febrero de 2008

MENSAJES DE MADERA

MENSAJES DE MADERA




Vendía muebles usados sobre la costa dónde el río se afinaba y pegaba la vuelta, a cuarenta pasos del asfalto. Levantaba en un lanchón viejo mesitas de luz con pintura seca cómo una capa de amnesia con algo de mármol, roble la mayoría, pino-tea si la veta podía adivinarse, pedazos de durmientes abandonados antes que se los llevara el agua.
Los amontonaba en un galpón de techo precario junto con los que juntaba en una camioneta que él le decía la chata.
Después de terminar el recorrido los miraba amontonados a pocos metros de su casa ya parecida al galpón como a forasteros, cómo a los viejos inmigrantes que alguna vez se atropellaban silenciosos por cansancio en las madrugadas por entrar a una fábrica.
En ciertas horas de la luna oía lamentar a la madera fragmentos de monólogos de sus propias biografías, y hacer silencio cuándo un secreto nuevo dejaba de serlo y parecía que toda la luna se desplomaba cómo si hubiera llovido toda su luz urbana sobre un trigo de roble colorado.
- Hoy hay eclipse de luna les dijo ¿van a hablar todos al mismo tiempo? Voy a buscar la de vino y algo para quemar. No murmuren que la soplona de fórmica después me canta la justa. Ella no habla, pero oye a pesar de tener quemada a planchazos torpes su mesada.
Volvió con algunas maderas sueltas sostenidas hasta el antebrazo y sola y abierta la botella en la otra mano.
Se sentó en el suelo y prendió un fuego empardando los colorados. Estiró las piernas y se apoyó sobre un árbol grande que no era roble pero en secreto también le tenía miedo.
- Ahora si, de a uno, no atropellen, primero las historias de amor, las de olvido, las de escape. Me dejan para cuándo entre el sueño las de cuentas de almacén, el listado de la mercería, hoy, ninguna de asesinatos.
El espiral de humo se llevó el silencio y la luna tan lejos empezaba a rodar su eclipse.
Mercedes Sáenz

2 comentarios:

Avesdelcielo dijo...

Lo leo la noche después del eclipse. Y logro escuchar las historias de las maderas y me subo al lanchón para tomar vino y mirar a la luna.
¡Espléndido!
MARITA RAGOZZA

Viviana Álvarez dijo...

Me recuerda la noche del eclipse... cuando la luna se esconde y juguetea con los secretos insondables del alma. Cuando el silencio se hace más profundo, cuando la vida, cuando todo...
Me gusta leerte Merci!!!!