UN CUADRADO DE LUNA ROJA
Amanece temblando. Se inclina la luz cada vez sobre el agua.
No tengo luna, se humedeció un poco antes de irse cómo si no existiera el frío. Estrella se hace de día cuándo nadie le habla, cuándo nadie le habla cree que nadie la mira.
Amanece temblando. Se inclina la luz cada vez sobre el agua.
No tengo luna, se humedeció un poco antes de irse cómo si no existiera el frío. Estrella se hace de día cuándo nadie le habla, cuándo nadie le habla cree que nadie la mira.
Esto que veo no lo imagino.
En una curva de las lomas de pasto un auto rojo paró delante del río, del otro lado de la orilla.
Nada se mueva, nada, que el auto que desde mí es un cuadrado rojo quedó arriba de un poste de hierro negro, así lo veo, cómo un pájaro tocando apenas, sin saber antes de mover los ojos si será por un rato mi luna o levantará vuelo.
En una curva de las lomas de pasto un auto rojo paró delante del río, del otro lado de la orilla.
Nada se mueva, nada, que el auto que desde mí es un cuadrado rojo quedó arriba de un poste de hierro negro, así lo veo, cómo un pájaro tocando apenas, sin saber antes de mover los ojos si será por un rato mi luna o levantará vuelo.
Todo cabe con el ojo a media asta.
La luz lo traspasa en diminutas líneas, ronda de coreutas.
Máscaras de azul y rojo, amarillo sudor los árboles. Escapan sátiros dejando huellas de cabra. Todos bailan en un pedazo de luna hasta que un semáforo ordena.
Silencio de música y la luz temblando resbala.
Mercedes Sáenz
La luz lo traspasa en diminutas líneas, ronda de coreutas.
Máscaras de azul y rojo, amarillo sudor los árboles. Escapan sátiros dejando huellas de cabra. Todos bailan en un pedazo de luna hasta que un semáforo ordena.
Silencio de música y la luz temblando resbala.
Mercedes Sáenz