domingo, 16 de marzo de 2008

POR UNOS OJOS NUEVOS




POR UNOS OJOS NUEVOS





Había muerto su Malena en el hospital frío del barrio. De todo lo que no queda sólo las voces de los amigos y ese número de abrazos que no se sabe cuántos son y miles de palabras, guapos cómo vos, con esa cara, aflojá macho, duele macho, duele, pero aflojale .
Le dijeron que debía tener una cara nueva y estrenó unos ojos, para ver nomás.
Amanecía la noche. Se sabe que se detienen los acordes cuando una ciudad despierta. Parece veloz lo que pasa porque es todo en un tiempo en calles de las que llevan a algún lado. Imaginar cómo miran unos ojos nuevos el cordón no amarillo y el soplido vago de las esquinas. Faroles de pie en las alcantarillas por dónde se escurre Buenos Aires cada vez que la lloran. Pájaros cartoneros se llevaron envases de miga a sus nidos. Las veredas se pegan al suelo para que Avenida de Mayo no escape.
Milonga que se detiene cuando el atado de diarios golpea el piso. Las rayas del asfalto liberaron los niños hormigas y los dispersó en el frío. Dejaron los semáforos para marcar el orden de los tiempos nuevos del no atropellar.
Dónde poner para mirar unos ojos nuevos.
Se levantaron las cortinas del trabajo y el olor del pan fresco se dibujó en medialunas y en el ruido de las máquinas de café.
Cara nueva le dijeron y estrenó unos ojos.
“Tus manos dos palomas que sienten frío, tus venas tienen sangre de bandoneón”. Y guardó los ojos en su alma, pero no la voz y siguió caminando abrazado a la madrugada sin saber que veía.


Mercedes Sáenz

1 comentario:

Sonia Cautiva dijo...

La forma de escribir lo real en forma poética, hace que una no quiera desprenderse de las letras y entonces, una relee y relee para regodearse en el estilo, en "la forma" y en el sentir.
Como todo lo que escribís, "una joyita". Para guardar en el alhajero, no sea cosa que se pierda.
Un abrazo.
cautiva