viernes, 4 de abril de 2008

ELLA CREIA QUE HABIA SIDO


ELLA CREIA QUE HABIA SIDO




Pelo rubio rebelde mojaba su almohada. Tenía ojos amarillos, casi de gato y un sentido del equilibrio y de la estética no demasiado conocidos por nosotros entonces. Tan chica, lo veo ahora, le planteaba a marzo que no era mes para empezar el colegio. A los veinticinco días se quedaba libre sin posibilidad de apelación alguna.
- Quiero trabajar, me aburro con ésas. Son divertidas sólo cuando se ratean. Lo que mejor saben hacer es tomar un tren para irse al Tigre.
Se escondió en la cama durante el día y cuando apenas se iba la luz, se prendían los ojos buscando qué rumbo era mejor para no pensar en la idiotez de vivir con la obediencia de los pocos que tenían mochila.
A los catorce era bueno que no se alejara mucho, y en frente, tan sólo enfrente, un lugar, de ésos que la marca es mejor que toda la ropa junta. Mamá la dejó trabajar unas pocas horas a la tarde, suficientes para cambiarle la vida.
- Todo lo que hay en esta casa es un asco mamá. Yo quiero otra cosa. Si no entendes eso, también sos una tonta. Por eso se debe de haber ido papá. Queriendo no acordarse cómo, lo esperaba muchas veces, sola, sentada en el living que había sido un lugar difícil de ocupar debido a la cantidad de chicos que éramos y había que tratar de preservarlo.
Afiló las garras y atropelló a la vida. Le sacó cada parte con acuerdo mutuo de que le entregara todo lo que le correspondía. Brillaba sola. El fuego de una única vela en oscuridad cerrada. Y cómo los felinos cuándo han de cambiar sus hijos de madriguera, tomó a su madre y a sus miles de hermanos y los fue cambiando de nido.
Todo lo que me correspondía, le había dicho a la vida y un día le tiró abajo los huesos, con un dolor largo y negro que no podía ni atarse el pelo.
Ella creía que había sido.
Y la otra noche la vi.
Cómo un enorme sol en la oscuridad cerrada, como esos brillos que no pueden apagarse porque salen de su propia fuerza, de su capacidad de lucha y de atrás de los ojos de gato, la generosidad más grande para todo aquél que la necesitara.
Se llama María José y la vida devuelve, si le había correspondido.

Mercedes Sáenz

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre creí que retornar a las fuentes es una manera de hacerse renacer, de revivir desde una nueva óptica, -esa que sólo el tiempo y el camino recorrido nos deja-; por otra parte, es una forma inocente de exponerse y jugar con lo vulnerable que todos tenemos.
Con todo esto, más allá de léxico o expresiones lingüísticas interesantes, quiero expresarte mis felicitaciones ante el pronto lanzamiento de tu libro, Merci.
Gracias por permitirme tener voz, presencia y algún grado de impronta en tu mundo, ese mundo que hoy aprendo a apreciar hasta en sus aspectos mínimos.

mercedes saenz dijo...

En la parte buena de todo esto mucho tenés que ver Lauris. Gracias por todo, eso incluye tu habilidad y tu inteligencia para lo literario y para darle forma a cosas que ignoro. Un abrazo enorme. Merci

Anónimo dijo...

Mañana la "pecera" se va al monte, pero se llevaré el recuerdo de "una niñita" que se escondió en las sábanas blancas para no ir al cole. La mamá veía un bulto que se movía y le siguió un rato el juego... luego sacó "pícara" la cabecita... no sé que se dijeron pero les ví luego cojidas de la mano, ella muy mona con su uniforme y su cartera.

Anónimo dijo...

Gracias por todo, Mercedes. Estupendo que existas. Te acuerdas de lo que decía Juan Pablo II. Dios dice al hombre "qué bueno que existas"... y pensar eso ¿no nos llena de alegría?

Yo tuve la suerte de estar ahí, en Roma, cuando le eligieron. Y ese recuerdo no se me va ni quiero que se me vaya.

frid

Anónimo dijo...

Leer algo tan puro sobre alguien querido y conocido te desgarra y te obliga a internarte en lo más hondo de los recuerdos. Para los que elegimos el olvido es casi un camino nuevo. Su valentía merecía este homenaje.
Apasionada como pocos levantaba y derribaba verdades inspiradas sólo en el mundo de las imágenes.Lo lindo y lo feo fueron dioses indiscutidos con una mística propia que pocas veces comprendimos. Ella tenía el secreto de la armonía y generosamente lo prestaba.
Gracias Merci,por rescatar un espacio y un tiempo que nos perteneció a todos.El amor que despierta este texto es una confesión colectiva.
La colada en el cuarto.

Sonia Cautiva dijo...

"Ella creía que había sido". Y fue. La niñita del pelo mojado, fue, es.
Es una espléndida poeta que puede contar las cosas sucedidas o no, (parece que lo han sido), de la manera más hermosa que pueden contarse las "cosas". "Cosas", esa palara que siempre me ha costado describir y escribir.
Esas "cosas" maravillosas de tu estilo, Merci.
Me encantan, me enternecen y hacen que admire tu prosa y la poesía que ponés en ella.
Al fin descubro a tu lanzadora de ese libro que espero con ansiedad.
¡Por fin! Graias Laura por mostrarle su verdadero camino.
Ése, el que esperamos muchos que camine.
Hermosa esa niña con su tropel de hermanos y su fragilidad de sus ojos gatunos hermosos.
sonia cautiva

Anónimo dijo...

Merci: Ya están los cambios que había que hacer y si el viento sopla a favor, a la vuelta de la esquina ya, en un ratito, tendrás ese maravilloso libro que se llama "Filos de lata" en tus manos!!! Estoy tan ansioso como vos...
Un beso enorme y te felicito por el blog!
Rubén